jueves, 12 de noviembre de 2009

PREGÓN SEMANA SANTA COFRADíA DEL SANTO SEPULCRO

P r e g ó n


S e m a n a S a n t a



Cofradía

del

“ S a n t o S e p u l c r o ”


T o r r e s (Jaén)

Autor: Francisco Cejudo Gasco







Invocación

Padre Nuestro que has bajado del cielo y estás ahora con nosotros, en tu pueblo de Torres, que se arrodilla ante Ti, y se inclina ante tu soberano poder.
En este lugar, en el que nos reunimos en tu nombre, nos sentimos más cerca de tu cielo y nos rendimos ante tus plantas porque así lo has querido, y por eso nos sentimos bajo tu amparo y protección.
Jesús Padre: Humildemente me atrevo a pedir tu venia, para proclamar ante estos mis hermanos tu Pasión, Muerte y Resurrección.
Hace dos mil años que aconteció la historia que nos disponemos a celebrar y representar la próxima semana, semana que llamamos Santa, no por nosotros, sino por su protagonista, Jesús de Nazaret, el Hijo de Dios hecho hombre, que murió por nosotros y a quien proclamamos nuestro Salvador.



1.- INICIO JERUSALÉN.- A. 3’42”


Sean éstas mis palabras las de paz y bien para todos los presentes, y también las de mi agradecimiento a la Junta de Gobierno, por haberme solicitado pregonar a nuestra querida Hermandad.

...Y abriendo la boca, Jesús dijo:
_Bienaventurados los pobres de espíritu, porque de ellos es el reino de los cielos.
_Bienaventurados los mansos, porque ellos poseerán la tierra.
_Bienaventurados los que lloran, porque ellos serán consolados.
_Bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia, porque ellos serán hartos.
_Bienaventurados los misericordiosos, porque ellos alcanzarán misericordia.
_Bienaventurados los limpios de corazón, porque ellos verán a Dios.
_Bienaventurados los pacíficos, porque ellos serán llamados hijos de Dios.
_Bienaventurados los que padecen persecución a causa de la justicia, porque de ellos es el Reino de los Cielos.
_Regocijaos y alegraos, porque vuestra recompensa, será grande en el cielo. En vuestras oraciones, tened presente, que Vuestro Padre, sabe muy bien qué necesitáis, antes de que se lo pidáis.
_Orad diciendo de este modo:
Padre nuestro que estás en los cielos, santificado sea tu nombre, venga a nosotros tu reino, hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo. El pan nuestro de cada día, dánosle hoy, perdona nuestras deudas, así como nosotros perdonamos a nuestros deudores, y no nos dejes caer en la tentación y líbranos del mal.
************************************************************************** I
Jerusalén arde en fiestas.
Qué tremenda diversión
ver al Justo de Sión
cargar con la cruz a cuestas.
Sus espaldas curvas, prestas
a tan sobrehumano exceso
y, olvidándose del peso
que sobre su hombro gravita,
con caridad infinita
imprime en la cruz un beso.

2.- ENTRADA JERUSALEN.- B.5´51”

_¡Jerusalén! Esta ciudad de la fe, cuyo templo es Casa de mi Padre, se ha convertido en una cueva de ladrones. ¿ No lo sabíais? ¿No lo habíais oído? ¿No os lo dijeron desde el principio? ¡Que significa vuestra multitud de ofrendas! ¡Dice el Señor: No me traigáis ofrendas vanas. Esta, esta es Casa de Oración.
_Rabí, me llamo Yerad. Soy escriba de este Santo Lugar, y yo, con mis hermanos, he seguido tu misión con mucho interés. Cuentan de ti hechos extraordinarios, que nos alegran, pero lo que acabas de hacer aquí, nos asusta y nos sorprende. ¿Te propones destruir este Sagrado Templo?
_El templo es solamente piedra.
_Es la casa de Dios. No puede ser destruido mientras Dios viva aquí.
_Destruiré este templo y yo en tres días lo levantaré de nuevo.
_¿Oh, se tardó más de dos siglos en edificarlo, y tú lo vas a reconstruir en tres días?
_Tú lo has dicho, pero no me has entendido.
_Rabí, entiendo mucho, más de lo que tu imaginas.
_Maestro, ese escriba tenía intención de saludarte amistosamente. Tiene interés en conocer tu misión. ¿Crees juicioso tratarle así? Es una de las mentes más juiciosas del sanedrín.
_Abre tu corazón, Judas, no tu mente. Abre tus ojos y tu corazón.
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_¡Maestro Yerad, maestro Yerad ¡
_Oh querido amigo Judas. Tenías mucha razón, tu maestro tiene muy escaso sentido político. No obstante, es un hombre extraordinario. Continuaré siguiendo su misión con gran interés.
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_Bienaventurados los ojos que ven lo que vosotros veis, pues os aseguro que muchos profetas y reyes quisieron ver lo que vosotros veis, y no lo vieron y oír lo que vosotros oís, y no lo oyeron. Yo te alabo Padre porque ocultaste estas cosas a los sabios y prudentes, y las rebelaste en cambio a los pequeños y sencillos. Quien entre vosotros quiera llegar a ser grandes, sea vuestro servidor. Quien quiera ser el primero, sea vuestro esclavo. Así como el Hijo del Hombre no ha venido a ser servido sino a servir y dar su vida en redención de muchos. Venid a mí todos los que estéis fatigados y agotados y yo os aliviaré. Venid, o benditos de mi padre. Tomad posesión del reino preparado para vosotros desde la creación del mundo. Porque tuve hambre y me disteis de comer. Tuve sed y me disteis de beber. Era peregrino y me acogisteis. Estaba desnudo y me vestisteis. En la cárcel y me visitasteis. Enfermo y vinisteis a verme. Preguntareis: ¿cuándo hicimos todo eso? Cada vez que lo hicisteis a uno de estos hermanos me lo hicisteis a mí.
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_¡Ahí está!
_¡Maestro! Soy Barrabás. Antes de morir Amós, nos dijo que confiáramos en ti. Estamos preparados, incluso con guardias en el templo. Nuestra hora de venganza contra los romanos a concluido. Cada día es mayor su opresión y el pueblo se somete a ella, pero si tu le guías y con el apoyo de nuestras espadas, se alzará en lucha. Algunos sacerdotes y saduceos dicen: obedeced las leyes del cesar, pero ellos no hablan en nombre del pueblo judío. Dinos que hemos de hacer, y lo que tu digas lo cumpliremos.
_Amad a vuestros enemigos y rezad por los que os persigan y calumnien. El día del perdón ha llegado.
_¡Qué... perdonar a Herodes. Perdonar a los romanos!
_Todos aquellos que empleen espada, a espada perecerán.
_¿Pero, hay que acabar con el sufrimiento de Israel?
_¡Barrabás! Tu ira te ciega ante la verdad. La nueva Jerusalén no se construirá con asesinatos y rebeliones. El conocimiento de Yahvé llenará la tierra como las aguas llenan el mar. Y el lobo y el cordero morarán juntos. No habrá más destrucción y nunca más se oirán llantos y lamentos.
_Mientras esperamos ese día nuestro pueblo vive triste y desesperado.
_¡Barrabás! ¿Tú quieres seguirme? He venido a llevar sobre mí los pecados del mundo. Todo el que me sigue ha de hacer lo mismo.
_¿Yo? ¡No!
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3.- ESTA CURANDO AL CIEGO.- C. 4’25”

_¡Mirad es el centurión!
_Perdona que te moleste Rabí pero quisiera pedirte un gran favor. Tengo en mi casa un criado que está a mi servicio desde hace mucho tiempo. Es un hombre bueno, que para mí es más hijo que un criado. Está muy grave. Creo que va a morir. Rabí, con toda humildad yo...
_¿Quieres que vaya a tu casa? ¡Así sea! Iré contigo.
_¡No! No soy digno Rabí de que entres en mi casa. Sólo con que digas una palabra, quedará sano, pues también soy hombre sometido a disciplina, que tengo a la vez soldados a mis órdenes, y cuando le digo a uno de ellos ¡haz esto! él enseguida lo hace. No necesito vigilarle, sé que lo hará, por ello será suficiente que... que digas una sola palabra y habrá sanado.
_Habéis oído a este hombre. En verdad os digo que ni aún en Israel he hallado tanta fe. Vete a tu casa, tu fe a curado a tu siervo.
_¡Decio, Decio ven! Te traigo una buena noticia. Tu criado ha sanado milagrosamente. Sí, es cierto. Ven y lo verás con tus propios ojos. Aún no puedo creerlo pero está curado.

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_¡Maestro, maestro!
_¡Está aquí!
_¡Traedlo a presencia del maestro que él lo vea!
_Se gana bien la vida mendigando como ciego.
_Si pudiera ver nadie le daría nada.
_¡No me toquéis, que no me toquéis os digo!
_Maestro, ese hombre nació ciego. Se conforma con esa vida. ¡Porqué cambiársela!
_Él vive en las tinieblas, y mientras esté en el mundo, yo soy la Luz del Mundo.
_¡Deja mis ojos en paz, no quiero que los toques! ¡No me toques! ¡Deja, estás haciéndome daño! ¡Me arden los ojos! ¿Qué me has puesto?
_¡Lavadle!
_¡Apartaos, apartaos!
_¿Ha curado al ciego?
_¿Puede ver?
_Aún no lo sabemos, vamos a lavarle los ojos.
_Lávate bien...

4.- MIS OJOS VEN.- D. 7’01”

_¡Mis ojos ven, ya no soy ciego! Te veo a ti, y a ti, tengo vista, hermanos, tengo vista, hermanos míos, ya no soy ciego, puedo ver todas las cosas, ahora sé lo que quiere decir ver, ¡puedo ver el mundo! Mis ojos están viendo, hermanos puedo veros a todos. ¿Dónde está, dónde está Él?...
_¡Ha curado al ciego, lo ha curado!
_Quiero verlo. Maestro puedo ver. Mis ojos ven.
_¿Crees en el Hijo del Hombre?
_Quién es, dímelo para que crea en él.
_Lo estás viendo. Es el que está hablando contigo.
_Creo en él Señor, creo en él.
_Abrid paso, abrid paso, vienen los sacerdotes, apartaos.
_Ese es un embustero que nunca ha sido ciego. Los sacerdotes del templo, sabemos, que finge su ceguera, para ganarse la vida.
_Y tú que dices, ¿qué le puedes dar vista a un ciego?
_Yo he venido a este mundo para hacer que los que no ven, vean, y que aquellos que se ufanan de ver, se vuelvan ciegos.
_¡Qué quieres decir con eso, que también nosotros somos ciegos?
_Si fuerais ciegos no tendríais pecados, pero como aseguráis que veis, vuestros pecados permanecen. ¡Hay de vosotros escribas y fariseos, hipócritas todos, que cerráis a los hombres el reino de los cielos. Ni entráis vosotros ni dejáis entrar a los demás. Guías ciegos, que coláis un mosquito, y os tragáis un camello. Os preocupáis de las minucias de la ley y abandonáis lo más esencial de ella, la justicia, la misericordia y la fidelidad. Sois semejantes a sepulcros blanqueados, hermosos y limpios por fuera y llenos de huesos de muertos y podredumbre por dentro. Veis esta gran construcción, pues en verdad os digo, que no quedará en ella piedra sobre piedra, que todo será demolido, serpientes, raza de víboras. ¡Cómo podréis escapar de la eterna condenación! No me veréis más hasta que todos vosotros digáis: Bendito el que viene en nombre del Señor. Porque Yo y mi Padre somos una sola cosa.
_Es un blasfemo.
_Tú no hablas en nombre del pueblo de Israel.
_Muerte a los romanos.
_Amigos, él no es el Mesías, apedrearle, apedrearle.
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5.- HUERTO DE LOS OLIVOS.-E.4’30”

_¡Pedro, Pedro! Por si os sirve de algo, vengo a ofreceros mi ayuda.
_¡Maestro Nicodemo!
_Si, quiero poneros en sobre aviso; corréis un gran peligro. Decid a vuestro maestro que no vaya a lugares públicos.
_Habla tú con él.
_Rabí, Rabí, va ha haber una reunión en el Sanedrín. Tienes muchos enemigos allí, pero también amigos que sabemos que viernes de parte de Dios, porque nadie puede hacer esos milagros que tú has hecho, si Dios no está contigo. Aun así, mi corazón está inquieto y mi mente confusa. Tienes que ayudarme a conocer la verdad.
_Quien no fuere engendrado de nuevo Nicodemo, no podrá estar en el Reino de Dios.
_¿Acaso puede el hombre volver al seno de su madre?
_Lo que nace de la carne, carne es, pero lo que nace del espíritu, es espíritu. No te maravilles que te haya dicho que hay que nacer de nuevo. El viento sopla en la dirección que quiere, ¡oye su voz! pero no sabes de donde viene ni adonde va. Así es quien ha nacido del espíritu. Tanto ama Dios al mundo, que le entrega a su hijo, para que quien crea en Él no perezca y alcance la vida eterna. Dios no ha enviado a su hijo para juzgar al mundo, sino para que el mundo se salve por Él.

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6.- COPIA DE INICIO F.- 3’42”


_Él llegó a Jerusalén, y nosotros no hicimos nada, nada. Después arrojó del templo a los mercaderes y a los tratantes de animales para el sacrificio, y tampoco lo impedimos. Nunca ha querido reconocer tu autoridad Caifás.
_Entonces, en nombre del pueblo de Israel, denúnciale.
_No estoy seguro de que tengamos ese derecho. ¿Podemos afirmar que representamos el verdadero pensamiento del pueblo de Israel?
_¡Qué estás diciendo!
_A la gente, a la gente, le gusta siempre lo nuevo. Ahora le fascina ese Jesús con sus promesas increíbles. Yo le he visto y oído predicar. Sus palabras llegan al corazón de los hombres, y las nuestras no. Son un mensaje de consuelo, lleno de verdad y de pureza, y con la virtud de la humildad. Con todo respeto para los que saben más que yo. Existe una posibilidad que ninguno de los presentes parece estar dispuesto a tomar en consideración.
_¿Cuál es?
_La posibilidad de que Jesús de Nazaret, pueda ser en verdad el Mesías tan esperado por nuestro pueblo.
_¿Un carpintero de Galilea? Ese hombre ha estudiado las profecías y no pierde ocasión de identificarse con ellas.
_¡Es cierto!
_Yo sólo sé una cosa. Que al igual que nuestro hermano José de Arimatea, le he oído predicar, y me sentí, como elevado, por encima de mi mismo, y me pareció, ver las cosas con una nueva manera y resplandeciente luz. Fui testigo de prodigios, señales que Dios pudiera estar con él, y a través de él, con nosotros.
_Te das cuenta lo que estás diciendo, maestro Nicodemo.
_Caifás, después de la Pascua, lograré que Jesús comparezca ante nosotros y explique que hay en su corazón y en su mente, cuando asegura que él es el Hijo de Dios.
_Escucha Caifás, demorar este asunto sería peligroso, sabemos como reaccionaría Pilatos si seguimos con este estado de inquietud. Tenemos que prenderlo esta noche. _¡No, que lo traigan aquí, enseguida!
_¡Sé cual es el modo de conseguirlo!
_Yerad, no lo olvides, Jesús de Nazaret es uno de nuestros hermanos...

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_¡Judas, ha sido muy difícil hallarte en estos días. No estabas junto a tu maestro! ¿Dónde estabas?
_He estado pensando, intentando decidir que hacer.
_Parecías muy seguro de lo que querías.
_Así era, pero ahora no lo sé, estoy confuso. Pero veo que mi maestro no concuerda conmigo.
_Judas, no te mientas a ti mismo. La verdad es que desde el fondo de tu corazón, jamás has creído que Jesús de Nazaret sea el Mesías. Hay un medio para descubrir la verdad. ¡Sabes cual es desde el día que viniste a verme¡ Deja que Jesús demuestre quien es en el Sanedrín.
_Es demasiado tarde. ¡Él no aceptará!
_¿Porqué? Hay miembros del consejo muy influyentes que admiran a Jesús. Se le juzgará con justicia. Si es el Mesías, Dios no lo abandonará, y si no lo es, habrás ayudado entonces a salvar a Israel de otro falso profeta.

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7.- SANTA CENAG.- 3’41”

_Nos alegra esta Cena Pascual a tu lado Maestro.
_¡Cuánto he deseado celebrar esta Pascua con vosotros! Ya no celebraré otra en este mundo. No estaré mucho tiempo aquí, y donde yo voy, vosotros no podéis venir.
_Señor, ¿porqué no puedo seguirte ahora? Yo daría mi vida por ti.
_Pedro, te aseguro que esta noche, antes de que cante el gallo, me habrás negado tres veces.
_¡No mi Señor, nunca, jamás, jamás os negaré !
_Pedro, ruego para que no desfallezcas y confirmes en esa fe a tus hermanos. En verdad os digo que uno de vosotros me entregará.
_No seré yo.
_Ni yo.
_Maestro, has entristecido mi corazón. ¿Seré yo?
_El que moje su pan en el plato después de mí, ese será. Lo que tengas que hacer, hazlo pronto.
_¿Nos dejas, Judas, adonde vas?
_¡No lo sé!
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_Vendito seas Señor, que nos has dado tus Leyes y el Pan que nace de la tierra. Desde ahora, este Pan no representará el paso de nuestros padres del cautiverio a la libertad. Esta Pascua es para vosotros el paso de la Muerte a la Libertad de la Vida.
Yo soy el Pan de la Vida.
Quien coma de este Pan Vivirá Eternamente
Tomad y Comed, Esto, es Mi Cuerpo...

Este Cáliz ya no simboliza sólo la alianza que Dios hizo a nuestros padres en el monte Sinaí.
Esta es mi Sangre.
La sangre Nueva y Eterna que será derramada por vosotros. Haced esto en memoria mía.
Os aseguro que no beberé el fruto de la vid hasta el día que lo beba con vosotros en el Reino de Dios.
Un nuevo mandamiento os doy:
Que os améis los unos a los otros, como yo os he amado. Nadie tiene mayor amor que el que da la vida por otro, y si os amáis los unos a los otros, todo el mundo sabrá que sois mis discípulos.
¡Padre, ha llegado la hora!
Glorifica a tu hijo para que tu hijo te glorifique a Ti.
Guarda en tu nombre a estos que me has dado. Ruega por ellos, y por todos cuantos crean en Ti a través de su palabra.
Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida.
Padre mío, si es posible, pasa de mi este Cáliz, no obstante, sea tu voluntad y no la mía.

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8.- HUERTO DE LOS OLIVOS H.- 0’12”
9.-HUERTO DE LOS OLIVOS I.- 0’41”
10 .- HUERTO DE LOS OLIVOS J.-1’56”

_Esta es tu hora, Judas, la hora de las tinieblas.
_¡Maestro!
_¿Entregas a tu maestro con un beso...?
_¡Ese es! ¡Prenderle, vamos, adelante, deprisa!
_¡Judas, Judas, traidor, le has traicionado!
_¡Pedro, Pedro, escúchame; la única manera de salvar a nuestro maestro es hablando ante el Sanedrín ¡
_¡Lo matarán!
_¡No!
_¡Jesús... Jesús...!
_¡Detened a todos!
_¡Yerad! ¿Si me buscáis a mí, ya me tenéis, dejad a los demás.
_¡Lleváoslo!
_¡Dejad al Maestro. No debemos permitir que se lo lleven!

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11.- EN EL SANEDRIN. MUSICA TRISTE DE VIOLIN K.- 4’12”

_¡Caifás, le han atado como a un vulgar ladrón, y no debemos permitirlo!
_Jesús, no es nuestra intención tratarte como a un malhechor, pero queremos que expliques, ante esta asamblea, todas tus enseñanzas.
Siempre enseñé a la luz del mundo. Siempre enseñé en la sinagoga y en el templo, nada hablé a escondidas, luego, ¿porqué me preguntas? Pregúntale a los que me han oído, esos saben lo que dije.
_Caifás, yo le he oído predicar y no hay nada en contra de los principios básicos de nuestra fe.
_¡Rabí, no entendemos muchas de tus explicaciones; por ejemplo: hay testigos que aseguran que te han oído exclamar que puedes destruir el templo y reconstruirlo en tres días !
_¡Óyeme, se ha dicho que tu mismo te has proclamado Hijo de Dios! Yo te conjuro en el nombre de Dios vivo, que me respondas: ¿Eres tú el Mesías, el Hijo de Dios?
_¡Yo soy! Y veréis al Hijo del Hombre sentado a la derecha del poder de Dios.
_¡ Escucha, oh Israel! ¡El Señor es nuestro Dios! ¡El Señor es único!
_Ya hemos oído bastante, que lo lleven a presencia de Pilato, en cuyas manos está la suprema autoridad para juzgar y condenar.

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_Procurador, hemos descubierto que ese hombre, Jesús de Nazaret, se ha atrevido a falsear la relación que existe entre Dios y el estado. Además, pervierte hasta la misma raíz de nuestra religión.
_No me concierne los que quebrantan vuestras leyes religiosas; mi misión es la de mantener la paz y administrar justicia romana.
_Pero es que ese hombre amenaza el orden establecido... No te lo hubiésemos traído si no fuese un malhechor. Se dice llamar Cristo, que quiere decir “El Ungido”
_Gracias, pero yo también sé griego. ¡Qué más ha hecho! ¡Ha hablado en contra del emperador, en contra de Roma!
_Pues directamente no procurador, pero...
_Directamente no, directamente no. Entonces os compete directamente a vosotros administrar justicia según vuestras leyes.
_Procurador, para nosotros ese Jesús es un blasfemo. Si fuésemos una nación libre, podríamos aplicarle el castigo que establece la ley de Moisés. Hizo una entrada triunfal en Jerusalén proclamándose Rey de los judíos.
_Pretensión que nosotros rechazamos.
_¿Rey de los judíos?
_Opino que eso es traición.
¡Cierto, hablaré con vuestro Jesús!
¡Nuestro no!
_¡Entonces de quién, decidme, de quién! ¡Hacedlo pasar!...

_¿Es este el hombre tan peligroso... Este es el que aspira a ser rey? Ven, vamos, ven. Escucha: Los miembros del Sanedrín te acusan de predicar una doctrina perversa. Acércate, vamos, acércate. También dicen que te haces llamar... ¿Rey de los judíos? ¡Contesta! ¿Eres tu Rey el de los judíos?...
_Si mi único reino fuese de este mundo, mis gentes, hubieran luchado y habrían impedido que me apresaran.
_¡Si, pero hablas de un reino, así que! ¿Debes ser rey? ¿Eres rey?
_¡Lo soy! Para eso he venido a este mundo, para dar testimonio de la verdad. Todo el que pertenece a la verdad, escucha mi voz.
Y... ¿Qué es la verdad?...

No hallo en este hombre delito alguno. Es un visionario. ¡Lleváoslo, lleváoslo, y que lo azoten como muestra de la justicia romana. ¡Eso es todo!
_¡Así se hará!...
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12.- AZOTES EN LA COLUMNA L.- 2’32

_¡Basta, basta! Dejadlo ya en paz; soltadle y que se vista.
_El rey de los judíos.
_Tenemos que vestirlo como un rey. ¡Vuélvete para que te ponga el manto real!
_Si es un rey ¿necesitará una corona?
_Salve rey, altísima y poderosa majestad.
_Ya la tengo, una hermosa corona real.
_Necesita un cetro, ¿No es rey?
_¡Majestad, que bien le sienta!
_Nadie tuvo una corona igual.
_Ahora si que es un verdadero rey...



_Ecce homo. ¡Ahí tienes al hombre! ¡Bien veamos! ¿Qué tienes que decir ahora? ¡Habla! ¡Quién eres! ¡Dime! ¿Quién eres tu? ¡Habla! ¡Di algo! ¡No quieres defenderte! ¡Quieres morir!¡No sabes que tengo poder para soltarte o para crucificarte!
_No tendrías poder sobre mí si no te hubiese sido dado de lo alto.
_¡Quintilio! ¿No existe una vieja costumbre en vísperas de pascua, en la que se puede poner en libertad a un preso condenado a muerte, como acto de misericordia romana?
_Si, esa costumbre aún existe.
_Y tenemos dos presos, Barrabás y Jesús. ¡Dejemos que el pueblo decida! ¡Retiradlo! Llevad a este hombre fuera y traed a Barrabás...


13.- CUANDO LO PRESENTA AL PUEBLO LL.- 14’14”




_Como muestra de su magnanimidad y benevolencia, nuestro divino emperador, ha decidido que la costumbre de dar la libertad a un preso, condenado a muerte, se siga ejerciendo con motivo de vuestra pascua. Tenemos dos presos. Uno es Jesús de Nazaret, acusado de sedición por proclamarse el mismo rey de los judíos. El otro, Barrabás, acusado de traición y de la muerte de un soldado romano.
¿A cuál de estos dos hombres queréis que ponga en libertad?
_¡Barrabas, Barrabás, suelta a Barrabás!
_¡Barrabás, Barrabás!
_Pilato, ¿No irás a soltar a Barrabás? ¡Es un enemigo de Roma!
_Que quede escrito: Que Jesús de Nazaret es culpable del delito de sedición por haberse proclamado rey de los judíos. Por lo tanto, debe morir... en la cruz.
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14.- QUE LO CRUCIFIQUEN M.- 0’34”
Sentado en el tribunal
da Pilatos la sentencia
condenando a la Inocencia,
y absolviendo al criminal.
Procedo de modo igual,
cuando por motivos vanos,
cedo a respetos humanos,
y en la tentación consiento,
dándole a Jesús tormento,
aunque me lave las manos.

Jesús sentenciado a muerte.
No bastan sudor, desvelo,
cáliz, corona, flagelo,
todo un pueblo a escarnecerte.
Condenan tu cuerpo inerte,
manso Jesús de mi olvido,
a que, abierto y exprimido,
derrame toda su esencia.
Y a tan cobarde sentencia
prestas en silencio oído.

_¡Marco! ¿Dónde está el último preso que ha entrado?
_¡Ahí está, es tuyo!


15.- LA NEGACION DE PEDRO N.- 1’58”

Qué vivo dolor aflige
a estas mujeres piadosas,
madres, hermanas, esposas.
Jesús a ellas se dirige.
Sus palabras oídlas bien:
_ Hijas de Jerusalén;
Llorad vuestro llanto, sí,
por vosotras, no por mí.
Por vuestros hijos también.


16.- PORTANDO LA CRUZ Ñ.- 3’42”

_¡Apartaos, apartaos!
_¡Sálvate Jesús!

Largo es el camino y lento,
y el Cireneo se rinde.
Él se ha trazado una linde
en su oscuro pensamiento.
Mientras disputa violento,
deja que la cruz se hunda
total, maciza, profunda,
sobre aquel único hombro.
Y como un humano escombro
cae Jesús, por vez segunda.





¿Otra vez, Señor en tierra,
abrazado a tu estandarte?.
Ese insistente postrarte
¿qué oculto sentido encierra?.
Mas ya te entiendo. En la guerra
por Ti luchando, transido
caeré en tierra malherido,
¿y no he de alzarme ya más?.
Yo sé que Tú me darás
la mano, si te la pido.

_¡Contened a la gente!
_¡Fuera, apartaos ¡
_¡Vamos, fuera!

Fluye sangre de tus sienes
hasta cegarte los ojos.
Cubierto de hilillos rojos
el morado rostro tienes.
Y al contemplar cómo vienes,
una mujer se atraviesa,
te seca el rostro y te besa.
La llamaban la Verónica.
Y exacta tu faz agónica
en el lienzo queda impresa.
_¡Ahí, entre esos dos! ¡Vas ha estar acompañado!
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17.- CRUCIFIXION O.-6’58”

Por fin en la cruz te acuestas.
Te abren una y otra mano,
y un pie y otro soberano,
y a todo, manso te prestas.
Luego entre Dimas y Gestas,
desencajado por crueles
distensiones de cordeles,
te clavan crucificado
y te punzan el costado
y te refrescan las hieles.

Y que esto llegue es preciso
y así todo se consuma,
y, a la carga que te abruma,
el cuello inclinas sumiso.
Conmigo en el paraíso
serás hoy, al buen ladrón
prometes. Tierna lección
la de tus palabras ciertas.
Toma mis manos abiertas.
Toma mis pies: tuyos son.
_¡Es un verdadero profeta! ¡Jesús, Jesús!


Ya caíste una, dos veces,
la rota túnica pisas
y aún entre mofas y risas
tendido a mis pies te ofreces.
Yo no sé a quién me pareces,
a quién me aludes así.
No sé que haces junto a mí,
derribado con tu leño.
Yo no sé si ha sido un sueño,
o si es verdad que te vi.


_¡Quitad ese letrero, el no es el rey de los judíos!
_Ese hombre no merece ese castigo.



A tan bárbara congoja
y pesadumbre declinas,
y tus rodillas divinas
se hincan en la tierra roja.
Ya no hay nadie que te acoja.
En vano un auxilio imploras.
Vibra en ráfagas sonoras
el látigo del blasfemo.
Y en un esfuerzo supremo
lentamente te incorporas.


...Y cuando llegaron a un lugar llamado La Calavera, lo crucificaron allí, a él y a dos malhechores, uno a la derecha y otro a la izquierda. Jesús dijo:
_¡Padre, perdónales, porque no saben lo que hacen!

Aunque he sido tu enemigo,
mi Jesús: Como confieso,
ruega por mí, que con eso,
seguro el perdón consigo.
Cuando loco te ofendí,
no supe lo que yo hacía,
sé, Jesús del alma mía,
y ruega al Padre por mi.



Uno de los malhechores le insultaba: ¿No eres tu el Cristo? Pues sálvate a ti y a nosotros. El otro le respondió diciendo: _¿Es que no temes a Dios, tu que sufres la misma condena? Nosotros sufrimos con razón, porque nos lo hemos merecido, pero este nada malo ha hecho. Jesús, acuérdate de mi cuando estés en tu reino.
_Yo te aseguro, que hoy estarás conmigo en el Paraíso.

Vuelto hacia Ti el buen ladrón,
con fe te implora tu piedad,
yo también de mi maldad,
te pido Señor perdón.

Si al ladrón arrepentido
das un lugar en el cielo,
yo también, sin recelo,
la salvación hoy te pido.


_¡He, alto! ¿Quién eres tu?
_¡Soy su madre!
_¡Bien, pasa!


Se ha abierto paso en las filas
una doliente Mujer.
Tu Madre te quiere ver
retratado en sus pupilas.
Lento, tu mirar destilas
y le hablas y la consuelas.
¡Cómo se rasgan las telas
de ese doble corazón!
¡Quién medirá la pasión
de esas dos almas gemelas!
Junto a la cruz de Jesús, estaba su madre, y la hermana de su madre, María la de Cleofás y María Magdalena. Viendo Jesús a su madre y junto a ella al discípulo a quien tanto amaba, dijo:
_Mujer ahí tienes a tu hijo.
Luego dijo al discípulo.
_Ahí tienes a tu madre.
Al pie de la cruz, la Esperanza
llora con la Magdalena,
y aquel a quien en la Cena
sobre todos prefería.
Ya palmo a palmo se enfría
el dócil torso entreabierto.
Ya pende el cadáver yerto
como de la rama el fruto.
Cúbrete, cielo de luto,
porque ya la Vida ha muerto.

Profundo misterio, el Hijo
del Hombre, el que era la Luz
y la Vida, muere en cruz,
en una cruz crucifijo.
Ya desde ahora te elijo
mi modelo en el estrecho
tránsito. Baja a mi lecho
el día que yo me muera,
y que mis manos de cera
te estrechen sobre mi pecho.


_El que ha salvado a otros. ¿Por qué no se salva así mismo?

Desde la hora sexta hubo oscuridad sobre aquella tierra, hasta la hora nona. Y alrededor de la hora nona, exclamó Jesús:
_¡Dios mío, Dios mío! ¿Porqué me has abandonado?

Desamparado se ve
de su Padre el Hijo amado,
maldito siempre el pecado
que de esto la causa fue.

Quien quiera consolar
a Jesús en su dolor,
diga en su alma: Señor,
me pesa, no más pecar.

Ya desnudan al que viste
a las rosas y a los lirios.
Martirio entre los martirios
y entre las tristezas triste.

Sabiendo Jesús que todo estaba cumplido, para que se cumpliera la escritura dijo:
_¡Tengo sed!
Sed, dice el Señor que tiene.
Y para poder mitigar
la sed que le hace hablar,
darle lágrimas conviene.

Hiel darle, ya se le ha visto.
La prueba, más no la bebe.
¿Como quiero yo que pruebe
la hiel de mis culpas Cristo?

Cuando tomó Jesús el vinagre, dijo:
_¡Todo está consumado!

Con firme voz anunció
Jesús, aunque ensangrentado,
que del hombre y el pecado
la redención consumó.

Y cumplida su misión,
ya puede Cristo morir,
Y abrirme su corazón
para en su pecho vivir.

La hora del Señor había llegado: un sudor frío corrió sus cuerpo. Juan limpiaba los pies de Jesús, mientras María Magdalena se apoyaba detrás de la cruz. La Virgen Santísima miraba llena de dolor el rostro de su hijo moribundo
Era ya cerca de la hora sexta cuando al eclipsarse el sol,
hubo oscuridad sobre la tierra, hasta la hora nona. El velo del templo se rasgó y Jesús, dando una fuerte voz, exclamó:
_¡Padre mío, en tus manos encomiendo mi espíritu! ¡Todo está consumado!




Enseguida inclinó la cabeza y rindió al Padre su espíritu.

18.- EXPIRACION P.- 2’01”

A su eterno Padre, ya
el Espíritu encomienda:
si mi vida no se enmienda
¡En que manos parará?

En la tuyas desde ahora
mi alma pongo; Jesús mío
guardaría allí yo confío
para mi última hora.

La Esperanza allí estaba,
junto a la cruz, y lloraba
mientras el Hijo moría.
Su alma fiel y amorosa,
traspasaba dolorosa
una espada de agonía.




19.- TRISTEZA Y VIENTO Q.- 2’41”

_¡He, los familiares, ya podéis llevaros el cadáver!


He aquí helados, cristalinos
sobre el virginal regazo,
muertos ya para el abrazo,
aquellos miembros divinos.
Huyeron los asesinos.
Qué esperanza sin colores.
Oh, Madre mía, no llores.
¡Cómo lloraba María!
La llaman desde aquel día
la Virgen de los Dolores.

¿Quién fue el escultor que pudo
dar morbidez al marfil?.
¿Quién apuró su buril
en el prodigio desnudo?.
Yo, Madre mía, fui el rudo
artífice, fui el profano
que modelé con mi mano
ese triunfo de la muerte
sobre el cual tu piedad vierte
cálidas perlas en vano.

Fué José el primer varón
que a Jesús tomó en sus brazos,
y otro José en tiernos lazos
le estrecha de compasión.
Con grave, infinita unción,
el sagrado cuerpo baja
y en un lienzo le amortaja.
Luego le da sepultura
y una piedra en la abertura
de la roca viva encaja.

Como póstuma jornada
de tu vía de amargura,
admiro en la sepultura
tu heroica carne sellada.
Señor, ya no queda nada
por hacer. Señor, permite
que humildemente te imite,
que contigo viva y muera,
y en luz no perecedera,
que como Tú resucite.

20.- EL DIA QUE RESUCITO R.- 2’03”

_¡Alto! ¿Quién sois? ¿Adónde vais?
_Somos los familiares de Jesús de Nazaret, que yace aquí.
_¡Y qué queréis!
_Entrar en el sepulcro
_¿Para qué?
_Para ungir su cadáver. Traemos un sudario limpio, aromas y ungüentos. Es nuestra costumbre.
_¿Porqué no lo hicisteis al traerlo aquí?
_Era sábado y no pudimos comprarlo.
_¡Tú, que opinas!
_No son mas que tres mujeres. ¡Déjalas que pasen!
_¡Está bien, pasad, aunque os hará falta un ejército para mover esa piedra. Necesitamos a alguien más! ¡He tú Léntulo, ven con nosotros! ¡Despierta, Marco, vigila el puente y a esos sacerdotes! ¡Qué gana tengo de dejar esta tierra y volver a Roma!...
_¿Adónde vais? ¿Porqué buscáis entre los muertos a quien está vivo? ¡Jesús no está ahí!
_¿No está? ¡Vamos!
_¡No está en el sepulcro!...

21.- SANTO SEPULCRO S.- 4’36”
(ATENCION. Poner sólo 47”)




**********************************************

_¡Quién es!
_¡Yo, Felipe!
_¿No te han seguido?
_¡No!
_¡Estás seguro!
_¡Claro que estoy seguro. Hay guardias por todas partes. Este lugar ya no es seguro. Tenemos que buscar otro refugio!
_¿Adónde podemos ir?
_Yo quisiera ir a Galilea.
_¡Pedro, Pedro! Dinos ¿Qué podemos hacer?
_Haremos lo que sea la voluntad del Señor.
_El Maestro está muerto, Pedro...

(Llaman a la puerta)

_¡No nos has dicho que no te ha seguido nadie!
_¡Así es!
_¡María!
_¡Pedro! Y a todos vosotros... Lo he visto
_¡A quien!
_¡Al Maestro!
_¿Que lo has visto?
_¡Si, lo he visto, ha resucitado! Lo he visto, lo he visto. Esta mañana hemos ido a su tumba y cerca había un hombre y un muchacho, y el hombre nos dijo: ¿Porqué buscáis entre los muertos al que está vivo? ¿Jesús no está ahí? Fuimos al sepulcro y la losa no estaba en su sitio. El sepulcro estaba abierto. Le buscamos y no estaba allí.
_¿El cuerpo del Maestro no estaba en su tumba?
_¿Lo han robado?
¡No, no, dejadme terminar! Al alejarnos de allí, vi a otro hombre, que al advertir mi tribulación, me dijo:¡Mujer, porqué estás llorando! Luego pronunció mi nombre. ¡María... María! Entonces le miré al rostro y vi que era Jesús. Caí de rodillas y extendí los brazos hacia Él.
_¡No me toques, me dijo, no me toques! Porque aún no he subido hacia mi Padre, pero ve a mis hermanos y díselo...¡No me creéis...! ¡Os digo que lo he visto...! ¡Era Jesús!
_¡María... María!
_¡Juan, hay Juan, tampoco tu me crees!
_¿María, estás cansada, por favor, vete?
_¡Lo he visto... lo he visto!
_¡Fantasías de mujer!
_¡Fantasías, fue su muerte una fantasía! ¡Yo le vi morir! ¡Estuve llorando a sus pies! ¿Por qué no puede aparecerse ante mí? ¡Ha resucitado! Me encargó que os lo dijera, y lo he cumplido.

_¡Tomás, no la has creído! Cuando Jesús resucitó a la hija de Jairo, tampoco lo creíste.
_¿Es que tu crees la patraña que ha contado. Lo ha creído alguno de vosotros. Tu Andrés, o tu Santiago, o quizás tu, Mateo. Y tu Pedro, lo has creído tu?
_¡Sí!
_¿Cómo puedes creerlo?
_¡Porque así lo dijo Él. Porque así quería que fuese. Quería que todo ocurriera como ha ocurrido. Y yo siempre he creído en Él.
_¡Pedro, Pedro, tu le negaste, le negaste hasta tres veces!
_¡Si, si, le negué porque he sido un cobarde. Todos hemos sido cobardes. Acusamos a Judas de traidor, pero todos le abandonamos. Por lo menos nuestros hermanos del Sanedrín, no lo conocían, ni los romanos tampoco, pero nosotros que hemos comido con Él, y hemos vivido con Él... nosotros sabíamos que era Cristo y aun así... le traicionamos. Hermanos, es que no os habéis dado cuenta. Tomás pregunta que si creo que ha resucitado! ¡Si creo! Pues mi corazón sabe que Él no nos abandonará, y sabe también que nos perdonará a todos... Nos perdonará a todos.
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_¡Esto ya me lo temía. Sus discípulos quitaron la losa y se llevaron su cadáver!
_¡Eso es imposible; puse una guardia como tu nos dijiste! ¡Y tus sacerdotes estaban allí!...
_Ahora empieza todo.
_¿Habéis estado toda la noche en vuestros puestos?
_¡Lo juro por Júpiter, Hércules y por Marte!
_¡Desde luego, las órdenes eran estrictas; Nadie se ha acercado a esa tumba, y esos sacerdotes estuvieron toda la noche junto a nosotros!
_¡Entonces! ¿Quién quitó la losa?

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22.- MAÑANA DE PAZ T.- 2’13”

_Así está escrito y así convenía que yo padeciera y resucitara de entre los muertos al tercer día, y entrara en la gloria de Dios. Vosotros daréis testimonio de esto. Ahora mi Padre, está reconciliado con el mundo, y como me envió a mí, así os envío yo a vosotros. Recibid el Espíritu Santo. Id pues como corderos en medio de los lobos y enseñad a las gentes de todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Enseñadles a que guarden lo que yo os he enseñado. Ahora voy a dejar el mundo otra vez y vuelvo al Padre.
_Señor. ¡Quédate con nosotros!
_No temáis. Yo estaré siempre con vosotros, hasta el fin del mundo.



23.- FINAL U.- 3’42”


Despreciado y abandonado por los hombres, varón de dolor, familiarizado con el sufrimiento. Maltratado se doblegó, y no abrió la boca, como cordero que es llevado al matadero, como oveja muda. Él, fue quien soportó nuestros sufrimientos, y cargó con nuestros pecados.
¿Quién ama hoy con un verdadero amor, con amor intenso a alguno de los héroes que han gobernado el mundo?
¿Quién por alguno de ellos daría sus vienes o su vida, como tantos millones de hombres la han dado y están dispuestos a darla por Jesús.

Haz Cristo que con tu muerte
sea mi Esperanza fuerte
en el supremo vaivén.
Que mi cuerpo quede en calma
Y contigo vaya mi alma.


¡Acerquémonos a Jesús! ¡Él no ha muerto, ha resucitado y nos espera!
¡Así sea!

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